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El debut de Korn de 1994 es junto al de Deftones del año siguiente uno de esos discos que marcan toda una futura tendencia en la música, el Nu-metal (aunque la etiqueta llegaría más tarde). No es que fueran los primeros ni los únicos en mezclar sonidos metaleros con elementos raperos, pero dieron con una fórmula tan sencilla como efectiva que creó multitud de imitadores.
Mientras otras bandas que habían practicado anteriormente esta fusión mantenían los solos y riffs elaborados propios del metal, Korn llevaban la fórmula a su estado más primario, manteniendo de bandas como Rage Against The Machine los aumentos de intensidad, pero centrándose en la simplicidad en favor de la contundencia. Los riffs pasaban a ser de solo dos notas, y tanto las guitarras como el bajo se afinaban en la nota más grave posible, hasta el punto en que el bajo casi abandonaba su vertiente melódica para convertirse en instrumento de percusión. La fórmula se completaba con la original voz de Jonathan Davis y su emocional modo de cantar.
La producción del álbum corrió a cargo de Ross Robinson, quien se convertiría junto a Terry Date y Rick Rubin en uno de los productores más representativos del nuevo metal de los 90 y de principios de la década del 2000, siendo algunos de sus trabajos los discos "Roots" de Sepultura (1995), los debuts de Limp Bizkit (1997), Soulfly (1998), Slipknot (1999) y Glassjaw (2000), así como "Relationship of Command" de At the Drive-In (2000) entre muchos otros.
Sabiendo la cantidad de (en general) malos imitadores a los que dio paso, y lo manida que suena hoy su propuesta no es nada fácil intentar ver este disco con los mismos ojos que en el momento de su salida, pero desde luego en 1994 se trataba de un álbum novedoso y rompedor.
Mientras otras bandas que habían practicado anteriormente esta fusión mantenían los solos y riffs elaborados propios del metal, Korn llevaban la fórmula a su estado más primario, manteniendo de bandas como Rage Against The Machine los aumentos de intensidad, pero centrándose en la simplicidad en favor de la contundencia. Los riffs pasaban a ser de solo dos notas, y tanto las guitarras como el bajo se afinaban en la nota más grave posible, hasta el punto en que el bajo casi abandonaba su vertiente melódica para convertirse en instrumento de percusión. La fórmula se completaba con la original voz de Jonathan Davis y su emocional modo de cantar.
La producción del álbum corrió a cargo de Ross Robinson, quien se convertiría junto a Terry Date y Rick Rubin en uno de los productores más representativos del nuevo metal de los 90 y de principios de la década del 2000, siendo algunos de sus trabajos los discos "Roots" de Sepultura (1995), los debuts de Limp Bizkit (1997), Soulfly (1998), Slipknot (1999) y Glassjaw (2000), así como "Relationship of Command" de At the Drive-In (2000) entre muchos otros.
Sabiendo la cantidad de (en general) malos imitadores a los que dio paso, y lo manida que suena hoy su propuesta no es nada fácil intentar ver este disco con los mismos ojos que en el momento de su salida, pero desde luego en 1994 se trataba de un álbum novedoso y rompedor.
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