Hay artistas que sin disgustarte toda su obra, lo que de verdad aprecias son algunas canciones o discos concretos, pero lo es en suficiente medida que igualmente pasan a ser de los que más admiras. En mi caso con Joanna Newsom esto me sucede con su debut "The Milk Eyed Mender" (2004), uno de los discos más especiales que conozco. La primera vez que supe de Joanna Newsom fue a raíz del tema "The Book Of Right-On", y si bien (como imagino que le pasará a mucha gente) de primeras la voz me chocó para mal, el tema en cambio me encantó y de ahí pasé a escuchar el disco que la contenía y único de hecho con el que contaba Joanna por entonces, "The Milk Eyed Mender" (2004) y la fascinación fue inmediata, aquel verano no paré de escucharlo a todas horas, y cada vez que lo recupero me sigue pareciendo un disco con una atmósfera única. Los dos discos siguentes, si bien reconozco el trabajo compositivo que hay detrás a mi no consiguen transmitirme la magia del primero, salvo por excepciones como Emily o Easy aunque a otro nivel.
Dicho esto, el concierto de ayer de Joanna Newsom en el Palau de la Música de Barcelona era uno de los más apetecibles de la temporada, ya no solo por ser uno de los directos que tenía pendiente desde hacía más tiempo, si no por el lujo de poder disfrutarlo en un lugar como este. Era evidente que siendo el debut el menos exitoso (y claro, el más antiguo) y con canciones como las de los dos últimos álbumes que llegan en ocasiones a los diez minutos no podía esperar demasiados temas de mi preferido, pero sabiéndolo ya de antemano tampoco supone una decepción. Finalmente tocaron dos, justamente de las que menos me gustan, pero algo es algo.
La velada dio comienzo para sorpresa de los presentes (o al menos yo no sabía nada) con un telonero que resultó ser el batería de Joanna, Neal Morgan, que mostró algunos de los temas de su proyecto en solitario de percusiones y coros a lo Dirty Projectors o St. Vincent. Y utilizo la palabra "mostrar" porque si bien las composiciones sonaban interesantes, su breve directo consistió en él cantando sobre los samplers de los coros y de practicamente la totalidad de las percusiones.
La velada dio comienzo para sorpresa de los presentes (o al menos yo no sabía nada) con un telonero que resultó ser el batería de Joanna, Neal Morgan, que mostró algunos de los temas de su proyecto en solitario de percusiones y coros a lo Dirty Projectors o St. Vincent. Y utilizo la palabra "mostrar" porque si bien las composiciones sonaban interesantes, su breve directo consistió en él cantando sobre los samplers de los coros y de practicamente la totalidad de las percusiones.
Tras apenas tres o cuatro temas y con uno de los controladores de la sala señalando desde un lateral del escenario su reloj con intención de que Morgan lo viera (sin conseguirlo), finalizó el pre-concierto y entraron Joanna Newsom y su quinteto para dar comienzo la actuación, que arrancó con uno de los pocos temas rescatados del debut, Bridges And Ballons, que empezaba, como en el disco, con Joanna sola con su arpa, para más tarde acoplarse con una sutil pero maravilloso acompañamiento de guitarra por parte de Ryan Francesconi, uno de los músicos del quinteto y el arreglista de su último disco. Todos los músicos sorprendían, no solo por su dominio con los instrumentos si no también por su jóvenes apariencias, pero de todos fue precisamente Francesconi quien más me sorprendió, como guitarrista era realmente excelente. En el otro tema del debut que tocaron, Inflammatory Writ, también contaron con nuevos (y realmente conseguidos) arreglos compuestos para que toda la banda pudiera acompañar la canción en concierto.
El concierto se desarrolló con una Joanna alternando el arpa con el piano casi a cada canción, siendo precisamente mis preferidas quizás "Easy" y "Emily", al piano y arpa respectivamente, aunque también disfruté mucho con las adaptaciones de "Bridges And Ballons" y " Inflammatory Writ", a pesar como ya digo, de ser de las que menos me gustan del disco.
Tras anunciar el último tema de la noche de una actuación que, para tratarse del tipo de música que se trata, se hizo corta, el concierto se cerró con dos bises, precedidos de fuertes ovaciones por parte de un público entusiasta como recuerdo pocos (Creo que el único concierto del que recuerdo una ovación comparable para el segundo bis es aquel que he nombrado ya otras veces de Porcupine Tree en la Sala Bikini de 2003), sobretodo el segundo bis, de hecho al público le daba igual que el Palau hubiera empezado a encender luces, los asistentes siguieron aplaudiendo levantados de sus butacas y no pararon hasta que volvió a aparecer Joanna Newsom, ella sola esta vez, para interpretar al arpa "Baby Birch". Inmejorable final para una actuación que quedará grabada en el recuerdo colectivo de los allí presentes, desde luego.
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